HISTORIA DE LA LENGUA DE SIGNOS
Se desconocen los verdaderos orígenes de las distintas lenguas de signos, si bien determinadas teorías afirman que su aparición es anterior a las lenguas orales ya en la prehistoria.Posiblemente, es la forma de comunicación más antigua de la historia la humanidad. En investigaciones recientes con chimpancés se confirma la hipótesisde que el origen del lenguaje simbólico de nuestros antepasados comenzó por gesticulaciones manuales, como paso previo a la palabra oral.
Por otro lado la lengua de signos surge de manera natural cuando dos personas sordas entran en contacto, por lo tanto podríamos afirmar que la lengua de signos existe desde el momento en que dos personas sordas tuvieron oportunidad de comunicarse. Dicho lo anterior vemos que es prácticamente imposible documentar su aparición, sin embargo existen referencias desde la Época Clásica a esta lengua, Platón en su Crátilo la considera como muy natural y con una enorme plasticidad.
Posteriormente y en nuestro país, concretamente a mitad del siglo XVI, Fray Pedro Ponce de León, primer maestro de niños sordos, utilizaba los gestos con el firme propósito de enseñarles a hablar y escribir correctamente. Con anterioridad a esta época, la educación de las personas sordas era inconcebible, pues ya en la antigua Grecia se afirmaba que estas personas privadas de la facultad de hablar, estaban impedidas para cualquier tipo de razonamiento, entre otros encontramos afirmaciones de este tipo de Heródoto (484-424 a. C.), Hipócrates (460-356 a. C.) y Aristóteles (384-322 a. C.).
Gracias a la labor de Fray Pedro Ponce de León la educación de las personas sordas se fue extendiendo por todo el territorio europeo, y la utilización de los métodos gestuales en ámbito educativo era evidente. Ya finales del siglo XVIII se fundó en España el primer colegio de niños sordos, El Real Colegio de Sordomudos.
El año 1880 fue fatídico para la comunidad sorda internacional, pues a partir de este momento se consideró que las lenguas de signos eran perjudiciales para el desarrollo integral de las personas sordas. Esta postura tan drástica sucedió en el II Congreso Internacional sobre la “Instrucción de los Sordomudos” celebrado en Milán donde tras algunas deliberaciones y la prohibición del voto de los profesores sordos que asistieron al congreso se recomendó eliminar el uso de la lengua de signos en la enseñanza del alumnado sordo a favor de métodos exclusivamente oralistas. No obstante, a pesar de que estas lenguas fueron prohibidas, el alumnado sordo siguió utilizándola como la lengua natural que era para ellos.
En la década de los 60 del siglo XX, se iniciaron estudios científicos de la Lengua de Signos Americana (A.S.L.) coordinados por el Lingüista William Stokoe en el departamento de Lingüística del GallaudetCollege de Washington que propiciaron el elevar el estatus de las lenguas de signos considerándola como una verdadera lengua. Tal fue la trascendencia de dichos estudios que los Parlamentos de algunos países admitieron a trámite el reconocimiento oficial de las lenguas de signos como lengua de las personas sordas. Fueron pioneros países como, Suecia, Finlandia y Dinamarca, hecho que contribuyó al empoderamiento de las personas sordas y consecución de derechos humanos y lingüísticos cercenados durante años.
En España los primeros estudios e investigaciones lingüísticas se realizaron a partir de 1992, llevados a cabo por Mª Ángeles Rodríguez González e Irma Mª Muñoz Baell. La lengua de signos española (LSE), finalmente, obtuvo el reconocimiento oficial del parlamento con la Ley 27/2007 de 23 de octubre. Con esta ley se reconoce y garantiza que las Lenguas de Signos Española y Catalana, instrumento de comunicación de las personas sordas, les garantice el acceso pleno a la educación, los servicios, la vida económica, a la cultura, a los medios de comunicación y a las nuevas tecnologías.
Enlace:
Ley 27/2007 de 23 de octubre2007 – Ley 27/2007, de 23 de octubre, por la que se reconocen las lenguas de signos españolas y se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas